This beautiful picture was taken by my friend Carlos at the Rio Grande Zoo, in Albuquerque, New Mexico.
Otro Día en "Paradiso" fue creado para capturar y compartir noticias, momentos, memorias, curiosidades, fotos, videos y mas, que llenan nuestros días. Una de mis frases favoritas es "otro día en el paraiso", la cual usamos a menudo, a veces sarcasticamente, refiriendonos a nuestro diario vivir en días no tan perfectos. Por eso durante mucho tiempo he adoptado la frase "otro día en paradiso", recordando que en este mundo imperfecto tenemos que crear nuestro propio paraiso.
Welcome to my blog. Another Day in "Paradiso" was created to capture and share news, moments, memories, photos, videos and more, that make our days. One of my favorite phrases is "another day in paradise", which we use often, sometimes sarcastically, referring to our daily living in otherwise not so perfect days. With this in mind, I have long adopted the phrase "otro dia en el paradiso" (another day in paradiso), remembering that in this imperfect world we must make our own "paradiso".
"Paradiso"
30 dic 2011
5 sept 2011
Encuentro Cercano en Tallaboa, Primera Parte - Por Edil Rentas
Todo parece ser un sueño. Es una cálida tarde de verano Peñolana, con cielos azules y nubarrones parciales arropando nuestro barrio de Tallaboa. Estoy en la casa de Dona María, la abuela de mi amigo Frank, en la Tercera Calle del barrio, junto con sus primas Lucy y Marisol, además de mi esposa Lucy. Miramos hacia Playa Alegre, mientras disfrutamos del paisaje que nos ofrece las calmadas azules aguas de nuestra playa. Conversamos y reímos de los chistes que Frank hace, a medida que el sueño, ayudado por la fresca brisa se apodera de mis ojos.
Miramos las nubes y buscamos formas familiares en ellas, cuando notamos una nube de diferente apariencia a las demás. Esta parece ser transparente, como un gigantesco globo, como lleno de agua. Se pueden ver unas ondulaciones moviéndose en su interior. Sorprendidos y atónitos miramos la nube mientras se desplaza por encima del mar lentamente en la lejanía, pasado la montaña de sal que está en la playa, sin poder entender lo que estamos viendo. De pronto vemos como unas pequeñas esferas de igual apariencia a la gigantesca nube, pero de mucho menor tamaño, se mueven a velocidad en torno a esta.
Recordando ese evento pienso, esta nos es la primera vez que veo cosas extrañas en el cielo, así que no puedo estar imaginándome esto. Tambien me viene a la mente una conversación con mi gran amigo Luisito, el cual es pescador y suele pasar muchas noches en alta mar. Me contaba el que mientras pesca junto a mi concuñado Noé, y otros pescadores, han visto luces extrañas en el cielo, las cuales actúan y se mueven de manera que ninguna nave aérea conocida podría volar. No se lo cuentan a nadie pues pensarían que están locos, pero el sabe que no estamos solos.
En otra ocasión, mientras visitaba a mi hermano Tony en West Palm Beach, Florida, mi esposa Lucy salió en el auto con mis dos niños, y los hijos de mi hermano. Sucede que mi hermano vive cerca del aeropuerto de la ciudad, y mientras Lucy conducía a través del Southern Boulevard, el cual corre paralelo al sur del aeropuerto, pudieron avistar una esfera que viajaba a rápida velocidad sobre el aeropuerto. No era un avión ni un helicóptero, afirmaron todos. La esfera era transluciente y como rodeada por fuego y humo. Todos quedaron tan impresionados que al llegar a la casa entraron corriendo y con una gritería, por lo que pensamos que eran seguidos por un asaltante.
Miramos las nubes y buscamos formas familiares en ellas, cuando notamos una nube de diferente apariencia a las demás. Esta parece ser transparente, como un gigantesco globo, como lleno de agua. Se pueden ver unas ondulaciones moviéndose en su interior. Sorprendidos y atónitos miramos la nube mientras se desplaza por encima del mar lentamente en la lejanía, pasado la montaña de sal que está en la playa, sin poder entender lo que estamos viendo. De pronto vemos como unas pequeñas esferas de igual apariencia a la gigantesca nube, pero de mucho menor tamaño, se mueven a velocidad en torno a esta.
Sin poder decir nada nos miramos los unos a otros, cuando algunas de las esferas súbitamente cambian de dirección y se dirigen hacia nuestro barrio. Despavoridos corremos hacia adentro de la casa donde comenzamos a cerrar todas las ventanas y puertas. Al hacer esto perdimos vista del gigantesco globo y las pequeñas esferas, pero asumimos que de alguna manera habían detectado nuestra presencia, y el hecho de que las estábamos mirando. Frank, por razón que desconozco, se montó en su Pathfinder verde oscuro y se marcho a prisa sin decir palabra.
Todo sucede rápidamente. Mientras miro por una ventana entreabierta puedo observar las esferas volar sobre Tallaboa. En ese momento me viene a la mente una experiencia que tuve cuando niño. Me encuentro yo durmiendo en mi cuarto de la casa de la Primera Calle, el cual da hacia el frente de la estructura. Mientras duermo siento un temblor y vibración seguidos por una explosión, los cuales me despiertan, abro los ojos. Al hacerlo puedo ver un brillante resplandor por las rendijas de la ventana, como si hubiera un incendio afuera. Yo me siento en fuego, quemándome, estoy bañado en sudor. Al abrir la ventana, puedo observar unas grandes llamas en las refinerías, en el área donde se encontraba el garaje de gomas de El Cubano. Todo el cielo está iluminado con las gigantescas llamaradas, las cuales noté eran reflejadas en
el brillante casco de una nave gigantesca que flotaba sobre el área del incendio. Atemorizado cerré la ventana y me acosté mientras escuchaba las sirenas de los camiones de bombero y ambulancias pasar por la carretera. Nunca le conté lo que vi a nadie.
Recordando ese evento pienso, esta nos es la primera vez que veo cosas extrañas en el cielo, así que no puedo estar imaginándome esto. Tambien me viene a la mente una conversación con mi gran amigo Luisito, el cual es pescador y suele pasar muchas noches en alta mar. Me contaba el que mientras pesca junto a mi concuñado Noé, y otros pescadores, han visto luces extrañas en el cielo, las cuales actúan y se mueven de manera que ninguna nave aérea conocida podría volar. No se lo cuentan a nadie pues pensarían que están locos, pero el sabe que no estamos solos.
En otra ocasión, mientras visitaba a mi hermano Tony en West Palm Beach, Florida, mi esposa Lucy salió en el auto con mis dos niños, y los hijos de mi hermano. Sucede que mi hermano vive cerca del aeropuerto de la ciudad, y mientras Lucy conducía a través del Southern Boulevard, el cual corre paralelo al sur del aeropuerto, pudieron avistar una esfera que viajaba a rápida velocidad sobre el aeropuerto. No era un avión ni un helicóptero, afirmaron todos. La esfera era transluciente y como rodeada por fuego y humo. Todos quedaron tan impresionados que al llegar a la casa entraron corriendo y con una gritería, por lo que pensamos que eran seguidos por un asaltante.
Recuerdo también otra historia que escuché en la que el nieto de la anciana señora que vivía al lado de Vicente Borrero en la Tercera Calle, relato haber observado luces extrañas en los montes de Tallaboa, en dirección al área donde está el Lago de Modesto. Aseguraba el haber visto luces descendiendo y ascendiendo en las cercanías del lago. Tal vez esto explica algunas de las historias respecto al “El Monstruo de la Laguna”.
Ciertamente que son muchas las historias de eventos similares. En otra ocasión, mientras participamos en una actividad en el barrio, no sé si era un velorio, o algo de la iglesia, me encontraba junto a Frank y creo que Johnny. Estábamos en la Segunda o Tercera calle cuando recuerdo que vimos unas luces bien alto en el cielo, directamente sobre el área donde nos encontrábamos. Eran dos o tres cosas volando como en círculos, que aunque daban la apariencia de ser aviones, su velocidad y características decían lo contrario. No recuerdo si alguien más se percato de lo sucedido, pero creo que Frank y Johnny si lo notaron. Pensaba en si todos estos eventos estaban relacionados y si tendrían algún significado.
A los pocos minutos de Frank irse de la casa, veo su auto regresar. De él se bajan cuatro personas, dos hombres y dos mujeres de baja estatura y apariencia extraña vestidos formalmente. Aunque parecen humanos, su piel es pálida, y sus semblantes carecen de expresión alguna. Tienen una mirada penetrante. Intentan entrar a la casa, pero yo los rechazo repetidamente, mientras les pregunto que dónde está Frank, que le hicieron a él. Sin mediar palabra, telepáticamente, me comunican que han venido en son de paz, en busca de una nave, de unos compañeros que desaparecieron en los alrededores de nuestro barrio. Pasan por mi mente todos los relatos que les he contado anteriormente, los cuales ellos pueden leer. Entienden que nos sabemos nada respecto a sus compañeros perdidos, y sin decir palabra se marchan, dejándome saber que llevan mucho tiempo en nuestro planeta y que algún día volverán a encontrarme.
No veo a dónde se dirigen, pero a los pocos minutos llegan varios vehículos con unos oficiales de la Fuerza Aérea, junto con otros agentes federales e invaden la casa. Son muchos, por lo que dudaba de su verdadera identidad. Me identifico como oficial de inteligencia, y exijo ver sus credenciales para comprobar su identidad. Les indiqué lo sucedido y le expliqué lo que los seres me comunicaron. Los oficiales me indicaron de manera secreta que sabían de la existencia de estos seres por lo que los estaban siguiendo desde mucho tiempo. Me pidieron que les informara sobre cualquier nuevo avistamiento o contacto con los seres.
¿Que paso con Frank? Todavia los estamos esperando.
Para leer la segunda parte click aqui: Otro Día en "Paradiso": Encuentro Cercano en Tallaboa, Segunda Parte
Para leer la segunda parte click aqui: Otro Día en "Paradiso": Encuentro Cercano en Tallaboa, Segunda Parte
10 jul 2011
El Monstruo De La Laguna
Cuando yo era niño nuestro barrio Tallaboa Encarnación no ofrecía muchas alternativas para nuestro entretenimiento. La cancha y el parque de pelota eran prácticamente las únicas aéreas de entretenimiento, y para los que no nos guastaba la pelota y el baloncesto, no teníamos muchas otras opciones. Aún así, eso no significa que nosotros nos moríamos de aburríamos pues siempre encontrábamos algo con que entretenernos.
No podemos olvidar nuestra Playa Alegre, donde pasábamos la mayor parte del tiempo, y tanto gozábamos, y acerca de lo cual ya escribí en mis historias Playa Alegre y Playa Alegre at Night. Otro lugar que tal vez muchos no han recordado en muchos años, es el llamado Lago de Modesto, que se encontraba a aproximadamente 40 minutos de mi casa, caminando hacia el norte por el camino que subía por detrás de la casa de Don Pablo Velázquez (QEPD).
Desconozco como el lago adquirió su nombre. Tal vez fue porque el camino que llevaba a él, estaba en la joya detrás de la Casa de Don Modesto Borrero, pero en realidad no lo sé a ciencia cierta. Lo que si yo sé es que las primeras veces que yo hoy hablar de el lago, las historias que hacían, y como lo describían, por alguna razón me infundían miedo. Hablaban de un lago con sus orillas solo accesibles atravesando unas largas matas de guinea, las cuales yo desconocía, y de unas jicoteas que allí existían que podían morder a los que allí se bañaban. A mi edad entonces de unos 10 o 12 años, eso sonaba como la laguna de la película El Monstruo de la Laguna, y la jicotea como el temible monstruo.
La primera vez que fui allí lo hice con mi hermano Tony, no recuerdo mi edad, pero lo cierto es que iba con temor, esperando encontrar al gigantesco monstruo. Por cierto cuando allí llegue no me acerque a la orilla por nada en el mundo, y observaba con algo de pavor como los muchachos del barrio allí se bañaban, y jugaban no sé si de “te queda” o esconder, entre las altas plantas de guinea. Lo cierto es que nadie parecía preocupado por las jicoteas, y mucho menos por el temible monstruo que yo imaginaba. Por mi parte, mi hermano mayor tenía con él un rifle de perdigones, con el que podríamos matar cualquier monstruo que se presentara.
El lago ofrecía un ambiente de silencio, paz y tranquilidad, y sus aguas eran alimentadas por un pequeño flujo de agua que corría por una joya procedente desde el lado izquierdo. Quien podía imaginar que en los áridos montes de Tallaboa, podría existir un manantial que alimentara un lago. Que paraíso! La diminuta quebrada estaba bordeada de arboles y vegetación, ofreciendo un área de protección contra el sol. Por cierto fue en esa área donde se preparó un fogón con piedras y leña para calentar el aceite que sería luego usado para freír lo pájaros que fueron casados con el rifle.
La última vez que lo visité sería para el año 1978 ó 79, cuando algunos de los jóvenes integrantes del Coro Santa Cecilia y la JAC fuimos allí de pasadía. No recuerdo muchos detalles de esa última visita, y solo en mi memoria está el recuerdo de nuestro camino de regreso de aquel pequeño paraíso. El resto siguen allí, presos por el monstruo de la laguna, en espera de que mis amigos que fueron ese día los liberen con sus comentarios.
No sé si el lago aún existe, pero el año pasado, mientras visité mi viejo barrio, pude ver la construcción de unos apartamentos a lo alto del monte opuesto a Tallaboa, amenazando tragarse al viejo camino, al viejo lago. Quisiera volver allí algún día antes de pasar del Paradiso al Paraíso, para revivir aquel miedo al monstruo del lago que cuando chico tuve, y luego la paz, tranquilidad, silencio y las buenas compañias y alegrías que allí compartí tantas décadas atrás.
Jicoteas cogiendo sol |
Desconozco como el lago adquirió su nombre. Tal vez fue porque el camino que llevaba a él, estaba en la joya detrás de la Casa de Don Modesto Borrero, pero en realidad no lo sé a ciencia cierta. Lo que si yo sé es que las primeras veces que yo hoy hablar de el lago, las historias que hacían, y como lo describían, por alguna razón me infundían miedo. Hablaban de un lago con sus orillas solo accesibles atravesando unas largas matas de guinea, las cuales yo desconocía, y de unas jicoteas que allí existían que podían morder a los que allí se bañaban. A mi edad entonces de unos 10 o 12 años, eso sonaba como la laguna de la película El Monstruo de la Laguna, y la jicotea como el temible monstruo.
El Monstruo del Lago de Modesto |
El lago ofrecía un ambiente de silencio, paz y tranquilidad, y sus aguas eran alimentadas por un pequeño flujo de agua que corría por una joya procedente desde el lado izquierdo. Quien podía imaginar que en los áridos montes de Tallaboa, podría existir un manantial que alimentara un lago. Que paraíso! La diminuta quebrada estaba bordeada de arboles y vegetación, ofreciendo un área de protección contra el sol. Por cierto fue en esa área donde se preparó un fogón con piedras y leña para calentar el aceite que sería luego usado para freír lo pájaros que fueron casados con el rifle.
A la verdad que al principio me dio pena ver como mataban las rolitas, pero cuando empezó a picar el hambre, me alegré de que llevaran el sartén, cuchillo y aceite, así como pan y otros algunos comestibles. Esa tal vez fue mi primera experiencia en el mundo “salvaje”, y a la verdad que la pasamos de maravilla. Una vez crecí y comencé a correr bicicleta, El Lago de Modesto se convirtió en uno de los sitios favoritos para yo visitar. Recuerdo que en variadas ocasiones fui allí con mi primo Tito, y también con mis amigos Carlitos y Luisito. Siempre era un refrigerio al espíritu el coger camino monte adentro para visitar el lago.
La última vez que lo visité sería para el año 1978 ó 79, cuando algunos de los jóvenes integrantes del Coro Santa Cecilia y la JAC fuimos allí de pasadía. No recuerdo muchos detalles de esa última visita, y solo en mi memoria está el recuerdo de nuestro camino de regreso de aquel pequeño paraíso. El resto siguen allí, presos por el monstruo de la laguna, en espera de que mis amigos que fueron ese día los liberen con sus comentarios.
No sé si el lago aún existe, pero el año pasado, mientras visité mi viejo barrio, pude ver la construcción de unos apartamentos a lo alto del monte opuesto a Tallaboa, amenazando tragarse al viejo camino, al viejo lago. Quisiera volver allí algún día antes de pasar del Paradiso al Paraíso, para revivir aquel miedo al monstruo del lago que cuando chico tuve, y luego la paz, tranquilidad, silencio y las buenas compañias y alegrías que allí compartí tantas décadas atrás.
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